Aspectos filosóficos del ayurveda
Para hacer del Ayurveda un modo de vida, hay
que aprender a vivir con el ritmo
cósmico. No es posible adoptar este sistema holístico
de medicina sin llevar una vida unitaria, al estar todo en este universo interconectado e
interrelacionado. Para entender esta unidad cósmica, debe comprender el pensamiento
conceptual y filosófico que
constituye los cimientos del Ayurveda.
Sámkhya y yoga
El Sámkhya y el yoga guardan una estrecha
relación y son dos
de las seis escuelas de pensamiento de la antigua India. El Sámkhya es la base filosófica
del yoga. Éste, sin embargo, nos muestra las técnicas para conseguir los objetivos que se describen en aquél.
Según el Sámkhya, que literalmente significa número, la realidad del cosmos se divide en veinticinco
componentes o tattva. Purusa,
el alma universal, y Prakriti,
la sustancia cósmica, son los dos principales (véanse cuadros 2 y 3).
La Prakriti
tiene tres cualidades
constituyentes o gunas: sattya
(cualidad de verdad, virtud,
belleza y equilibrio), rajas (cualidad de fuerza e ímpetu) y tamas (cualidad
de restringir, obstruir y resistir el movimiento). La Prakriti no
tiene ningún impulso hacia la acción pues es inanimada. El Purusa es
el principio animador de la Prakriti y
carece por completo de cualidades o
gunas. Es el Purusa el que alienta la vida en la materia. Toda existencia se manifiesta gracias a la combinación de Purusa y Prakriti. En virtud de esta combinación surgen los tres componentes siguientes, que
son: el intelecto (buddhi), el
principio individualizador (ahamkára) y la mente (manas).
A través de ellos surgen los cinco
elementos sutiles: el sonido, el tacto, la apariencia, el sabor y el
olor. Estos elementos tienen sus correspondientes materiales o elementos
fundamentales: éter, aire, fuego, agua y tierra. Relacionados con estos cinco últimos están los cinco órganos de los sentidos
(oído, tacto, vista, gusto, olfato) y
los cinco órganos de acción (expresar, asir, mover, excretar y procrear). Antes
de la manifestación del mundo objetivo, es decir, antes de la asociación del Purusa y
de la Prakriti, las tres
cualidades de esta última se
encuentran en un estado de equilibrio perfecto. Después de manifestarse la existencia, este equilibrio se ve alterado
constantemente por la acción (karma). El Karma
es la naturaleza inherente del Purusa y la
Prakriti combinados. Nosotros,
como seres vivientes, somos el microcosmos del macrocosmos que se ha descrito antes. Nuestra alma es uña parte del Purusa
dentro de nosotros. La combinación de
nuestra alma con la sustancia cósmica es lo que origina el intelecto, el
principio individualizador y la mente.
Todo esto junto es nuestra identidad individual, que contiene los cinco
elementos sutiles. A través
suyo percibimos los elementos materiales, que son los que dan origen a nuestros órganos de los sentidos y de
la acción. Es inherente a nuestra
naturaleza llevar a cabo la acción o karma. Las almas individuales experimentan
un ciclo de nacimiento y muerte llamado samsara. El karma de una vida determina los frutos
de otra en cuanto al nacimiento, el dolor y el placer. Este ciclo es continuo y lo que se busca es liberarse
del dolor del nacimiento y la
muerte. Según el Sámkhya y el yoga, la libertad radica en seguir el camino de la inmortalidad. Esto se hace experimentando a traves del
conocimiento las dos realidades últimas del universo. El objetivo final es
superar el samsara y unirse al alma universal, o purusa o brahman, como se
llama en la literatura vedica.
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¿Por qué es el samsára (repetidos nacimientos y muertes) tan doloroso y por qué se busca liberarse de él?
Los seres humanos
contemplamos el tiempo desde la perspectiva de la duración de nuestra vida. Visto
desde una escala
temporal más grande compuesta de varias vidas, llegamos a este mundo y cada vez
aprendemos, construimos y nos interesamos y ligamos a la vida como si fuéramos a
estar por siempre. Sin
embargo, un día tendremos que morir y dejar detrás nuestro todo lo que construimos, amamos y acumulamos. El
cuerpo con el que nos identificamos se
corrompe y nuestra verdadera alma propia
(la parte del Purusa que hay en nosotros) lo abandona y vuelve a
nacer. Los grandes risis (profetas) hindúes que pudieron percibir el tiempo en su eternidad, buscaron
medios para detener este «ir y venir»
por el mundo mortal con objeto de encontrar la inmortalidad y la libertad. Para comprender la idea dada por el samsara, el ciclo de vida y muerte, tomemos
como ejemplo la breve escala temporal de un día. Imaginemos que se le ruega esperar todo el día en una habitación y que varias
veces se le hace pasar durante
algunos minutos a una habitación anexa, donde se le dice que regrese y espere a
la siguiente llamada. Cuando vuelve,
le llaman otra vez. El proceso continúa durante todo el día. Desde luego, le resultará muy irritante, aburrido
y agotador. Hará todo lo posible para encontrar un modo de detener este
«ir y venir».